Hola a quienes anden por aquì nuevamente, en verdad lo agradezco pues
en estos dos meses de ausencia se han da-
do acontecemientos que a veces no se esperan pero que resultan naturales.
Muriò Carlos Monsivàis hace pocos dìas,
me parece que el paìs,en realidad
la gran ciudad se queda triste. No quiero
parecer chacal comentando de algùn perso-
naje famoso pero tambièn se trata en este espacio de dar a conocer mi sentir y reflejar
la realidad del momento en que vivo, recor-
demos que este diario es para los jòvenes del
futuro, de esta manera rescataràn un poco
de lo que se vive hoy. Es mucho lo que se puede comentar sobre Monsivàis, desde
luego que no fue mi amigo y jamàs le hablè
pero lo vi en ocasiones diversas debido a que
se aparecìa por toda la ciudad. Quizà la ùltima vez en que lo vi fue en el aeropuerto
de la gran ciudad, iba a escribir el aero-
puerto Benito Juàrez pero hace un tiempo
me enterè que no se llama asì. El caso es que se realizò la despedida de unos tipos
que iban a Irak supuestamente como " escudos humanos " y de repente apareciò
el Monsi . Recuerdo que al verlo las reporteras se lanzaron a entrevistarlo y como siempre contestò cordialmente. Al final, eso de los escudos resultò un fraude.
En fin, el espacio es corto y ahì dejo lo de Monsivàis, no me puedo ir sin comentar
que lo que hiere a la naciòn, o deberìa , es el asesinato de màs de setenta migran-
tes.
Ah, el dibujo es de una mariposa que hallè en la cocina, muerta en la cortina.
Besos a todos, regreso pronto.
Mauricio Martìn Salazar
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